En la Edad Media la posición de la sociedad con respecto a los enfermos y a los médicos cambio considerablemente. Mientras que para las viejas religiones la enfermedad era símbolo de inferioridad, en la Edad Media, la enfermedad era vista como influencia divina en el mundo. La religión cristiana marco la práctica médica y la ciencia en el mundo medieval. Encargarse de los enfermos era obligación cristiana y realizar esta buena acción ayudaba a la salvación del alma.
Los monasterios eran los lugares destinados a servir como centros de curación y cuidado de los enfermos, eran manejados por monjes y sacerdotes que trataban de aplacar la enfermedad mediante oraciones y practicas piadosas basadas en su fe. Jesús no uso complejos métodos para realizar sus milagros curativos, por esto cualquier práctica traída de Roma y la Antigua Grecia eran consideradas prácticas paganas, los avances médicos logrados por Hipócrates y Galeno fueron dejados atrás para dar lugar una vez más a métodos a un más primitivos, tratamientos y explicaciones místicas.
La medicina medieval tuvo dos fuentes de conocimiento:
La medicina árabe y el cristianismo de occidente.
Los árabes tradujeron los antiguos libros de ciencia y medicina griega y los usaron para perfeccionar su arte. Esta parte del mundo se vio beneficiado por la tolerancia de sus habitantes que permitieron adoptar conocimientos de diferentes culturas y lograron notables avances en los tratamientos a los pacientes y el diagnóstico de las enfermedades.
En el mundo occidental los médicos pertenecían al clero por esto sus prácticas eran muy ligadas a las creencias de la iglesia. Era obligación del paciente visitar a su médico cuando estaba enfermo ya que era obligación de cualquier cristiano cuidar el recipiente de su alma. Aunque era prohibido consultar a los médicos de otras religiones, esta norma fue fácilmente ignorada debido a la superioridad de la medicina árabe.
La iglesia no aprobaba las cirugías ya que ponían en riesgo de muerte la vida del paciente y este tipo de procedimientos se podían interpretar como una ofensa a Dios al actuar en contra de la voluntad divina. La medicina y en especial la cirugía era una práctica terrenal inventada por los hombres.